jueves, 27 de agosto de 2009

El abuelo

El Abuelo entraba a la cocina, se servía menudo con pan y limón y contaba sus andanzas.
El abuelo iba a la ferretería, compraba nuevas pajas y las instalaba en el viejo cooler.
El abuelo se sentaba fuera, con un vaso de limonada. Aguantaba el calor y no se quejaba.
El abuelo ayudó a construir la secundaria, nunca tuvo un coche y se manejaba en bicicleta.
El abuelo se reía con sus nietos, platicaba de su padre cuando niño y de cómo dejó su ciudad.
El abuelo había enterrado a su padre, a su esposa y a su hija. Quizá eran demasiadas cosas ya.
El abuelo bebía cerveza, cantaba canciones y pedía una bonita.
El abuelo tomaba café, y le gustaban las tortas de la esquina. Iba al mercado y caminaba en la mañana.
El abuelo era de Huépac, creció en Cananea y vivió en Hermosillo.
Un día el abuelo dejó de respirar. Dejó el calor ardiente y a una familia llorando.

Que le pongan una bonita al abuelo.

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