Frente a la iglesia y sobre la vieja banca, de pintado fierro negro, los amantes siguen llorando.
En la cantina, vieja como ella misma, los poetas siguen bebiendo.
En la plaza, los árboles siguen envejeciendo y las aves no están cantando.
Aquí ni el río hace ruido y el viento tiene un leve murmullo.
Por acá ni los amigos han vuelto.
Ésto es mi soledad, mi infierno.
Un infierno mexicano,
pero sin amantes ni poetas,
sin amigos ni mariachis,
sin tequila y sin tí..
Peter La Anguila
Hace 2 meses.
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