Te paseabas feliz, lo recuerdo.
Siempre con la frente en alto.
Bailabas por ese camino empedrado,
al lado de las paredes encaladas.
La oscura noche no apagaba tu sonrisa,
y el sol naciente no la eclipsaba.
A todo el mundo saludabas, y la mañana,
con su frescura era tu acompañante.
Eras tan inocente,
derrochabas pureza e ingenuidad.
Hoy agachas la cabeza,
caminas despacio y no hablas.
No sonríes más.
Vas por el centro del camino,
con tu vestido blanco y largo,
con tus manos juntas
y tus pasos cortos y lentos.
Miras el suelo,
no me saludas.
Qué te pasó, mujer?
Peter La Anguila
Hace 4 meses.



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