jueves, 9 de abril de 2009

Café y pan

Partía un pan dulce cuando entré. Lo comía como si nunca hubiera probado otro mejor. Lo sumergía en su café con leche y lo saboreaba.

Estaba sentado en una silla en la cocina y miraba la taza de café como si mirara el pasado. Me recordó imágenes de dolor. Escuchaba una canción, un cantante, una historia, arte.

La tristeza salía del viejo tocadiscos. Sonaba el silencio a algo como ausencia. Volvía a tomar café y mordía su pan. No tenía prisa, no había tiempo ni nada más que esperar.

De vez en cuando hacía caras de dolor, como si sintiera un fuerte piquete en el estómago y se doblaba.

En eso me miró. Ven, dijo. Yo me acerqué.

Ésa es la canción más triste, me dijo. Ésa en la que se canta al amor que se fué para no volver.

Y se doblaba de dolor. Empinó su café, había terminado ya su pan. Se puso de pié y se fué.

Adiós abuelo.

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