sábado, 21 de agosto de 2010

Hermosa

Es hermosa la sensación que recorre mi cuerpo de pies a espalda, del estómago a mi cabeza, cuando bailar veo esas hermosas caderas, tus brazos blancos y tus braguitas moviéndose al compás de una canción de Aerosmith.
Es hermosa la desesperación que hace saltar mi pecho al mirar el tuyo con el vaivén de la tranquilidad en una noche alumbrada por luces de neón y estroboscopios.

sábado, 14 de agosto de 2010

Canción animal

No me sirven las palabras, gemir es mejor.

Cuando miro tus desnudas caderas acercándose a mi, mientras me quito la camisa y me tumbo en la cama.

A veces el cuerpo no busca ternura, sólo quiere sentirse un poco libre.

Como cuando te tomo a la fuerza, cuando tu ya no puedes una vez más... cuando siento tu sudor todo sobre mi, cuando he escuchado tus gemidos tan apagados ya, cuando me pides que no te tome de nuevo. Cuando ya no puedes.

Cuando te alimentas de mi, cuando comes sobre mi. Y siento ese tu delineado cuerpo junto a mi, sobre mi y debajo mío, como una almohada que abrazo y nunca suelto, cuando tus piernas tiemblan y sientes que no puedes mas y solamente me pides que no pare.

Cuando me ahogo en tu cabello, y te susurro cosas al oído, cuando te toco por detrás y comienzas a respirar fuerte, cuando me pides que te haga mía una vez mas...

Más, más oh, más...

No me sirven las palabras, gemir es mejor.

martes, 10 de agosto de 2010

Mi frankenstein romántica

Una cabeza marinada en ácido donde brillan los cabellos retorcidos como alambres hechos resortes.

Un perfil griego algo roto y maltrecho, poco abultado pero en su punto.

Unas piernas de futbolista, un vientre de quinceañera unos pies de corredor y unas copas para relajarse después del trabajo.

Tierra fértil de donde han salido y volverán a hacerlo hermosas flores y frondosos y altos árboles.

Unas manos tan fuertes capaces de sostener mi mundo y tan tiernas que con solo uno de sus roces puedan derretir el hielo que a veces se forma a mi alrededor. Capaces de convertir un lienzo en una imagen de vida, un pedazo de barro en una obra maestra.

Unos ojos tan profundos que en ellos cabe todo lo que soy y tan claros que puedan darme de su luz cuando todo vaya mal y nada me pueda alumbrar.

Unos labios de los que salgan las palabras más dulces pero también fuertes cuando sea necesario, todo cantado con una melodiosa voz.

Todas estas piezas unidas y pegadas a las flores y a los árboles, pero con su propia esencia, personalidad y temperamento.