domingo, 3 de enero de 2010

Bolsa rasgada

Si, mi amigo, hoy lo comprendo todo.

El porqué a pesar de tantas noches, nunca la quise, nunca la extrañé si no era por sus blancas caderas y sus senos pequeños. Por su negro cabello, sus ojos profundos y su voz que me arrullaba.

Pasamos tantas veladas bailando, que su vaivén para mí era de lo más natural. Sus pequeños pies seguían a los míos por las pistas, por los pisos de madera.

Los que nos miraban a veces se extrañaban. Mirar tanta felicidad en sólo un par de seres, supongo que alguna contradicción les causaba.

Pero ahora lo comprendo. Éste tequila amarillo me ha aclarado los pensamientos. Supongo que el humo del cigarrillo me obligó a enfocar la vista.

Si, mi amigo. Ya lo recuerdo..

Aquella noche que crucé el puente, al encontrar la puerta cerrada, tuve que saltar la verja aquella.

Yo llevaba una bolsa llena de amor. Pero seguro que al saltar se me rasgó.

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