domingo, 6 de diciembre de 2009

Pérdidas

Fué en un pueblo sin mar, una tarde en que no hubo concierto.

El Presidente municipal había encargado un coche pick up repleto de alcohol y pulque. Había llamado a todos sus amigos y a otro tanto de conocidos, y montados en caravana se fueron al boulevard engravado.

Iban a ver a la Vargas, a invitarle unos tequilas. Doblaron la calle que daba al callejon que tantas memorias guardaba en sus piedras, se detuvieron frente al muro rojo y tocaron a la puerta.

Los recibió Marta, quien con mucha atención hizo los ademanes de escucharlos.

-Venimos a ver a la cuatacha- Dijeron. -Vamos al campo a beber.

Marta, que unas noches antes le había servido la última copa de vino a Chavela, les dijo que la Señora ya no tomaba.

-La Señora ya no toma. Tiene ocho días que no toma una copa-

El presidente como pudo, se subió al pick up y desde ahí se dirigió a la multitud.

-Hemos vivido muchas cosas juntos, hemos compartido muchas noches y muchas lunas. Hemos compartido muchas botellas y hemos visto muchos amaneceres juntos- Dijo. -Pero ésta tarde hemos perdido a una gran amiga y compañera. No volveremos a compartir ni noches ni lunas, ni botellas ni amaneceres-

-Hoy hemos sufrido una pérdida irreparable- Dijo. -Irreparable-

-La Señora Vargas ya no toma. Se acabó nuestra compañera. Vámonos-

Y se fueron.

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