Me buscaba tanto que un día pensé, ¿porqué no?
Su aroma de mujer me empezaba a embriagar, ese aroma que sólo las mujeres tienen, ese pequeño encanto que tienen esos seres.
Me estaba hipnotizando y sin mirarme. En mi cuerpo se formaban un torrente de ideas y hasta sentimientos tal vez que revoloteaban todo. Que me movían el piso, que me sacaban de quicio.
Que me hacían saborear su piel sin siquiera comenzar a tocarla. Y sentí que iba a comenzar.
Pero algo dentro de mi no me dejaba. Era un pensamiento. Era un recuerdo, de ti.
Me ataban las manos a la espalda y no me podía mover. Le dije que no podía hacerlo. Que no podía hacerte eso a ti.
A ti.
Que te quiero tanto, que te espero con desespero, que te añoro cada noche de soledad voluntaria.
Y hoy que volviste, te sentí tan diferente, tan cambiada, que sólo puedo explicármelo si me cambiaste.
Peter La Anguila
Hace 2 meses.
2 comentarios:
Por falta de mejor palabra en estos momentos, que feo es esperar a alguien con tanta desesperación, y que una vez que lo tienes allí, no sea más la persona que una vez conociste. Reflejaste muy bien ese sentimiento.
Leí tus otros posts, también. Después que tenga un tiempito te comento. :)
Sabes? A veces no puedes decidir qué es lo que más te puede, el esperar a alguien que no vendrá, o el desperdiciar tantas oportunidades..
En mi caso, fué la segunda.
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